ISU Universidad

Pregorexia

El peligroso trastorno alimentario durante el embarazo

Al hablar de imagen corporal hacemos referencia a la representación del cuerpo que cada individuo construye en su mente, por tanto es la representación interna del cuerpo y a partir de ahí cada quien desarrolla ciertas actitudes, sentimientos y comportamientos. Podríamos decir, entonces, que la imagen corporal se ve reflejada en la forma cómo percibimos, sentimos, imaginamos y actuamos hacia nuestro propio cuerpo.

Desafortunadamente, en la actualidad vivimos con una desmedida importancia hacia el exterior, hacia la imagen y esto, más que favorecer una actitud sana hacia nuestro cuerpo, nos está llevando a una lucha inalcanzable y obsesiva por conseguir un cuerpo ideal. Aunque esto afecta a casi todos, por cuestiones del rol femenino, es más fuerte la presión hacia las mujeres por que mantengan un cuerpo casi perfecto a costa de lo que sea. Y para muchas de ellas el embarazo implica una grave problemática por todos los cambios corporales que conlleva ya que inevitablemente, entre otras cosas, habrá un aumento del peso corporal y temporalmente una pérdida de la figura.

En mujeres con problemas de auto aceptación y bajo una presión extrema por mantenerse delgadas, el embarazo simboliza una fuerte amenaza que las puede inducir a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria durante la gestación. También existen algunos casos en los que la mujer ya había padecido en una época anterior de su vida un trastorno alimentario y el embarazo despierta nuevamente toda la sintomatología de las conductas alimentarias dañinas.

La presencia de un trastorno alimentario durante el embarazo expresa hasta qué punto una imagen corporal distorsionada y ciertas obsesiones alimentarias restrictivas pueden poner en riesgo la vida del bebé y de la madre. En estos casos es donde se hace presente la pregorexia, término que describe un conjunto de conductas alimentarias nocivas como producto a un fuerte temor por subir de peso que llega a estar fuera de la realidad de cualquier mujer embarazada sin sintomatología de conductas alimentarias nocivas.

La principal consecuencia negativa de un trastorno alimentario durante la gestación es que hay una alta probabilidad de que alguno de los dos pierda la vida y siempre se hablará de un embarazo en riesgo. El médico debe tener especial atención con una paciente que presente pregorexia porque podría manifestar:

  • Hipertensión
  • Diabetes gestacional
  • Deshidratación
  • Bradicardia o arritmias
  • Altas probabilidades de que dé a luz por cesárea
  • Desprendimiento de la placenta

Y los riesgos para el bebé pueden ser:

  • Alta probabilidad de que fallezca durante el primer mes de vida
  • Bajo peso al nacer
  • Ictericia
  • Una calificación baja en el Apgar
  • Probabilidad de retraso mental
  • Insuficiencia respiratoria
  • Alteraciones neurológicas por falta de oxígeno en caso de que la madre se ejercite en exceso
  • Déficit de atención con hiperactividad
  • Hipotermia
  • Hipoglucemias
  • Altas probabilidades de muchas infecciones

Al hablar de pregorexia se debe tomar en cuenta también la época del postparto. Después del alumbramiento continuarán sucediendo muchas cosas en el cuerpo de la mujer y, si bien logró controlar su trastorno durante el embarazo, al verse en el espejo surgirán nuevamente obsesiones y temores que la encaminaran a tener quizás la crisis más fuerte en su relación con la comida. Esto también es muy peligroso tanto para la mamá como para el bebé, pues éste no recibirá leche materna y estará a cargo de una mujer que no podrá proveerlo de toda la contención emocional necesaria, ya que sus obsesiones por recobrar la silueta la envolverán de temores, conductas restrictivas nocivas, así como también la práctica compulsiva de ejercicio físico y de conductas compensatorias inadecuadas.

Es así, entonces, como el bebé es víctima del trastorno alimentario tanto en la vida uterina como ya fuera del útero, y no solamente durante sus primeros meses, posteriormente se contagiará de las obsesiones alimentarias de la madre y comenzará a formar una imagen corporal inadecuada que le dará muchas probabilidades de padecer también un trastorno alimentario desde la niñez.

A pesar de la recuperación, la historia de un trastorno alimentario antes del embarazo es un signo de alarma, un foco rojo que no debe dejar de verse. Todos los especialistas involucrados en el tratamiento de los trastornos alimentarios deben tener muy presente que la mayoría de los pacientes que atienden son mujeres y por lo tanto, si logran recuperarse en un futuro, podrán ser madres, para lo cual deben de implementar estrategias terapéuticas con muchísima información para que las pacientes tengan todos los elementos posibles y hacerle frente a sus obsesiones y distorsiones con la imagen una vez que se hayan embarazado.

Para las pacientes que no cuentan con las estrategias necesarias y se ven sumidas en el trastorno durante la gestación es de vital importancia que reciban ayuda profesional y mucha comprensión de su pareja y familiares. El tratamiento en estos casos debe ser constante, multifactorial, cognitivo conductual, pero sobre todo con mucha calidad afectiva. Es importante que la paciente no se sienta juzgada o “mala madre”, sino que se le explique la génesis de su trastorno y como puede sobrellevar sus miedos y obsesiones para alimentarse correctamente.

La lucha de una mujer embarazada por mantener el peso corporal es agobiante y, lastimosamente, todos los factores están en su contra, pues como hemos mencionado, vivimos en la época donde se le ha dado demasiada importancia a la delgadez. Los cuerpos que exhiben los medios de comunicación son irreales e inaccesibles para cualquiera pero, sobre todo, para una mujer que está gestando vida.

Son varios los ejemplos de actrices y modelos que al poco tiempo de dar a luz recobran su figura esbelta a través de múltiples cirugías o adelantando el parto para no subir el peso correspondiente al último mes del embarazo. Entonces, en el tratamiento psicológico se le debe poner mucha atención a cómo la paciente recibe estos cánones de belleza del exterior y cuáles son las estrategias que puede desarrollar para que el marketing actual de la belleza no le afecte tanto.

Por último, cabe señalar que el médico tratante no debe bajar la guardia y estar constantemente al pendiente de los cambios esperados durante el embarazo. El papel del nutriólogo también es fundamental pero debe contar con una actitud cálida de mucha paciencia e intervenir a nivel informativo explicándole a la paciente cómo debe alimentarse para tener en la medida de lo posible un embarazo fuera de riesgos y con el aumento de peso esperado.

 

Dra. Nancy Silva

Catedrática de ISU Universidad

Es licenciada en Psicología, con especialidad en Psicología de la Alimentación. Cuenta con una maestría en psicoterapia y es candidata al Doctorado en Clínica Psicoanalítica por el Centro ELEIA. Con catorce años de trayectoria docente a nivel licenciatura y maestría, ha impartido cátedra en diversas universidades reconocidas de la ciudad de Puebla. Es coautora del entrenamiento en Psicología De La Alimentación®, cuyo programa académico es una amplia capacitación dirigida a profesionales de la salud interesados en adquirir las estrategia y destrezas necesarias para mejorar la alimentación de sus pacientes. En agosto de 2017 impartirá la asignatura “Psicología de la Nutrición” en ISU Universidad.

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