El trastorno por atracón, o trastorno de atracones, se caracteriza por episodios recurrentes en los que el individuo come grandes cantidades de comida en un tiempo inferior a cómo lo haría en otras situaciones y con la sensación de pérdida de control. A diferencia con la bulimia u otras afecciones alimentarias, en este trastorno no se presentan conductas compensatorias inapropiadas; es decir, el individuo no recurre al vómito auto inducido, al uso de laxantes o diuréticos con el objetivo de deshacerse de lo que ha comido y no subir de peso. Por lo general, en estos pacientes la conducta alimentaria causa mucha culpa, vergüenza y malestar. Hay una fuerte asociación entre este trastorno y la obesidad, sin embrago no todos los pacientes con obesidad presentan episodios de descontrol alimentario y no todas las personas diagnosticadas con trastorno por atracón son obesas.
Las diferencias y similitudes del Trastorno por atracón con otros trastornos de la conducta alimentaria son las siguientes:
El trastorno por atracón no es sobrealimentarse o comer en exceso, sino que se trata de un conjunto de síntomas físicos y emocionales totalmente diferentes como lo podemos ver en la siguiente tabla:
Atracón | Sobrealimentarse o comer en exceso |
Los pacientes llevan a cabo los atracones con cierta regularidad y frecuencia | Puede suceder ocasionalmente, por ejemplo en festividades o por antojo |
Después del atracón sobrevienen la culpa, vergüenza y reproches | No hay sentimientos tan intensos después de haber comido mucho |
Los atracones se realizan en privado | El acto de comer mucho se hace en compañía de otras personas |
Se originan por motivos diferentes al hambre fisiológica | Generalmente, se empieza a comer por hambre o por cuestiones sociales |
Gran porcentaje de las personas con atracones presentan obesidad | Personas delgadas, normo peso u obesas han tenido varias ocasiones en que comen en exceso |
Por lo general, los atracones tienen diferentes estímulos que los desencadenan como por ejemplo:
- Restricciones dietéticas
- Dificultades para relacionar la sensación de hambre con comer y la sensación de saciedad con parar de comer
- Comer poco o privarse de ciertos alimentos en público
- Obsesiones hacia la comida o algunos alimentos determinados
- Serias dificultades para gestionar las emociones y se come vorazmente como respuesta a un estado emocional que no se sabe manejar
- Alteración o distorsión de la imagen corporal
- Rasgos de personalidad muy perfeccionistas y obsesivos
- Depresión y/o ansiedad
- Problemas con el control de los impulsos
- Hábitos alimentarios muy desordenados
- Períodos de ayunos
- Imposibilidad del individuo por cambiar sus patrones alimentarios aunque sabe que son incorrectos
En cuanto a las consecuencias de los atracones, se sabe que estas conductas son muy peligrosas para la salud y bienestar del individuo, entre las más notorias encontramos:
- Hipertensión
- Colesterol alto
- Problemas en la vesícula
- Diabetes
- Problemas cardíacos
- Triglicéridos altos
- Complicaciones de la obesidad en los pacientes que la padezcan
- Depresión
- Incapacidad para valorarse
- Poca autoestima
- Estrés
- Ansiedad
- Relaciones interpersonales problemáticas
Como todo trastorno alimentario, el trastorno por atracón puede desembocar situaciones extremas en quienes lo padecen. Por ello, es sumamente importante la intervención en cuánto se detecta el problema y el tratamiento debe estar en un esquema integral. Lo primero por hacer es intentar restaurar los hábitos alimentarios del paciente y brindarle un programa psicoeducativo en el que vea como las restricciones y prohibiciones alimentarias son uno de los factores principales que lo conducen a tener un episodio de descontrol.
Posteriormente, se trabaja con el paciente en base a un diario alimentario en el que también reporte sus estados emocionales, de esta forma irá aprendiendo a identificar los estímulos que lo llevan a los atracones. El papel del nutriólogo es fundamental en la educación alimentaria y debe ir muy de la mano con un tratamiento cognitivo conductual brindado por el psicólogo y/o psicoterapeuta.
También se sugiere la intervención de un psiquiatra para evaluar el grado de depresión y/o ansiedad del paciente y su tolerancia ante el control de los impulsos, pues estas tres situaciones pueden ser tratadas con medicamentos y mejorar la situación emocional y psicológica. Es imprescindible, por supuesto, la valoración médica, sobre todo si el paciente presenta obesidad y elaborar todos los análisis necesarios para descartar los daños a largo plazo del sobrepeso y los excesos alimentarios.
En cuanto a la intervención nutricia, ésta debe ir de la mano con el apoyo psicológico, pues sólo de esta manera el paciente se va abriendo a la posibilidad de un cambio real y duradero. Lo aconsejable para el nutriólogo en casos de pacientes con trastornos por atracón es que defina objetivos claros y concretos, no hay que pensar en grandes cambios, sino ir poco a poco cumpliendo pequeñas metas. Hay que tomar en cuenta que en estos casos, las personas llevan años con una alimentación muy desorganizada, entonces no se puede esperar que cambien de la noche a la mañana
Dra. Nancy SilvaCatedrática del Instituto SuizoEs licenciada en Psicología, con especialidad en Psicología de la Alimentación. Cuenta con una maestría en psicoterapia y es candidata al Doctorado en Clínica Psicoanalítica por el Centro ELEIA. Con catorce años de trayectoria docente a nivel licenciatura y maestría, ha impartido cátedra en diversas universidades reconocidas de la ciudad de Puebla. Es coautora del entrenamiento en Psicología De La Alimentación®, cuyo programa académico es una amplia capacitación dirigida a profesionales de la salud interesados en adquirir las estrategia y destrezas necesarias para mejorar la alimentación de sus pacientes. En agosto de 2017 impartirá la asignatura “Psicología de la Nutrición” en el Instituto Suizo. |